Libre Albedrío


El 99% del átomo está vacío (o eso se cree de momento) y el 1% restante a veces se comporta como partícula, a veces como onda. Mientras la física cuántica sigue acercándonos cada vez más al conocimiento del mundo invisible, a fecha de hoy tan solo podemos observar las dimensiones ocultas en base a los resultados que obtenemos. Por ejemplo: puede que no lo veamos, pero sabemos que algo entra en los pulmones al inspirar y sale al expirar, sabemos además que sin eso morimos. Luego "eso" invisible existe y le damos un nombre: aire. 

El cuerpo humano está programado para emitir energía, la fuerza vital creada por el alma, nuestra esencia, que a través del cuerpo físico pretende obtener un propósito. Cuando sentimos un impulso o tenemos una intuición, es el ser interior que se manifiesta. Decimos entonces que el cuerpo emite en una cierta frecuencia: un campo electromagnético, según la cuántica, el áurea según los sensitivos. Es con ese campo que atraemos personas y situaciones que están vibrando en la misma longitud de onda, atraemos aquello que sea necesario para hacer la experiencia correspondiente y seguir evolucionando. Es el alma por medio de la creación del campo de energía la que provoca las vivencias que tenemos todos los días. El cuerpo humano es la cobaya sobre la que evoluciona el Ser invisible que en realidad somos. 

Desde la mente y la racionalidad toda resistencia es inútil. Si rechazamos lo que nos presenta la vida y rehuimos la confrontación estamos condenados a repetir cíclicamente una situación hasta que la superemos. El destino existe, es la voluntad anímica, y estamos obligados a cumplirlo, aunque eso nos lleve mil años e innumerables reencarnaciones. Alguien podría preguntarse entonces si de verdad tenemos libertad, qué ha sido del libre albedrío prometido. Pues existe, lo tenemos siempre presente en el "cómo", la manera en la que vivimos las cosas es enteramente humana, física, emocional, psicológica. Nuestra voluntad como seres pensantes reside en el modo en que encaramos el destino que nos propone el alma, haciendo bueno el refrán: las cosas no son lo que son sino cómo nos las tomamos nosotros.

El libre albedrío es el único cambio permitido y a la vez la ventana de autonomía que el hombre, como especie, puede experimentar. Sí, porque depende de nosotros al 100% la forma de percibir todo y todos en esta vida; si rechazas al otro por su piel como si aceptas al diferente sin condiciones la decisión es nuestra, personal e intransferible. Y si puedes cambiar tu modo de percibir también puedes cambiar tus acciones, todo cambio que efectúes sobre estos aspectos harán cambiar radicalmente la vida que llevas, acercándote o alejándote del propósito de tu alma. Esa es tu libertad, la de retrasar o acelerar el cumplimiento de tu destino.


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